​

Vaqueros Gay MX es un proyecto de fotografía documental con un tema original y un tono
fresco y espontáneo. Contiene una serie de excelentes retratos que complementan la
crónica visual de la fiesta en sucesivas etapas. Desde la cercanía y la complicidad,
Armando Cristeto hace un registro de una serie de representaciones que constituyen el
reverso de los estereotipos de la masculinidad.
A diferencia de otras expresiones de la diversidad sexual, en esta es más evidente un
énfasis en atributos tradicionalmente asociados a la masculinidad y la virilidad, fijados por
el cine y la cultura de masas en el imaginario colectivo, como una especie de paradigma
que parecía inquebrantable.
En ese contexto, Armando Cristeto capta momentos en los que resalta la belleza
masculina, especialmente estilizada, y los combina con instantáneas en las que las
relaciones entre los cuerpos pasan de la sutileza a la violencia. El guión de la exposición
privilegia además un grupo de escenas donde la protagonista es la luz artificial, teñida de
diversos colores, que refuerza la sensualidad del ambiente nocturno, al tiempo que
generan una pauta formal en el conjunto.
Esta exposición no sólo asume la difícil tarea de sintetizar una serie fotográfica bastante
amplia, en sus términos narrativos, sino de alumbrar algunas de sus posibilidades
estéticas, teniendo en cuenta que se trata de una de las primeras revisiones que se hace
de este proyecto.
Con esa premisa hemos otorgado un peso especial a una serie de retratos con formato de
Polaroid que Cristeto ha venido realizando a lo largo de su documentación de los eventos.
Estos retratos tienen un aire más íntimo. Son más cercanos a los individuos, quienes
posan con naturalidad, despojados de la euforia de la fiesta. Las personas aparecen más
confiadas de ser ellas mismas, mientras más se comunican con el fotógrafo. En esa serie

es donde el proyecto de Cristeto promete una mayor definición autoral, pues el autor tiene
más control de las circunstancias en que fotografía, pero sobre todo porque la práctica del
retrato plantea retos estéticos y conceptuales que van más allá de la narrativa local del
proyecto.
Juan Antonio Molina